He de tener el placer de haber conocido a la niña que ni el poeta mas elocuente hubiera podido crear. Y he tenido el privilegio de someterme a su sortilegio. He oído alguna vez que el tiempo de nuestros relojes, no es el mismo al de nuestras almas y pude ver su verdad. Un rato con esta mujer es un siglo en el mismísimo edén. Y he de seguir en estos digas la pluma de Borges y su teoría de nuestro paso por esta vida.
No existen mas que momentos, están los malos y están los buenos. Y en los brazos de este ser alado pude sentir la alegría caminando por mis manos.
Salta la Banca.
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